Desde la fundación del convento en 1601, han sido numerosos los artistas que han trabajado para los capuchinos. Recogemos aquí los más importantes.
Margarita Maçip, primera pintora valenciana
Hija del conocido pintor Juan de Juanes y una de las primeras mujeres pintoras documentadas en Valencia. Aunque en la actualidad no conservemos ninguna de sus obras, queríamos dejar constancia de su trabajo. Las cuatro tablas obra suya, san Cristóbal, san Fernando, santa Bárbara y una escena con tres monjas en el desierto, se hallan en paradero desconocido ya que desaparecieron en 1936, con el saqueo e incendio del convento al inicio de la Guerra Civil (probablemente fueron destruidas).
Óscar Marziali
Nació en Monte San Pietrangeli (Italia) en 1895, revelando una precoz inclinación al arte. Trasladado de niño a Argentina, terminada la escuela elemental, se vio en la obligación de trabajar en la oficina paterna y solo furtivamente pudo dedicarse al estudio del dibujo.
A su regreso a Italia, superadas algunas dificultades, con la protección de la madre, en 1922 pudo inscribirse en la academia veneciana Carmeni, asistiendo a los tres cursos superiores.
Admirado por el P. Melchor de Benisa, Ministro general emérito de los capuchinos, en 1948 Marziali vino a L’Olleria. Se conserva la carta donde expone sus condiciones.
Aunque en principio se pensó en la posibilidad de que pintase la bóveda de la iglesia conventual, su estilo no gustó a sus contemporáneos, y se dedicó solo a los óleos y acuarelas, pintando durante poco menos de un año una serie de óleos de tamaño considerable, con escenas de la vida de san Francisco, además de otras obras como bodegones, retratos, paisajes; y muchas acuarelas y dibujos. Destaca, por sus grandes dimensiones, la Última Cena. Como modelos tomaba a los religiosos que habitaban el convento en esos años y a ollerienses de la época.
Una parte de su obra fue expuesta en Valencia, en la Sala Gran-Vía, entre el 31 de diciembre de 1948 y el 12 de enero de 1949.
Murió en Loreto (Italia) el 16 de noviembre de 1987, celebrándose solemnes funerales en la iglesia de la Santa Casa, presididos por monseñor Loris Francesco Capovilla, arzobispo de Loreto, sincero admirador del artista. Fue enterrado en el cementerio de Loreto, junto a su mujer Amelia, en una tumba que había adquirido tiempo atrás para sí y para su mujer.









Enrique Galarza Moreno
Vino al mundo en 1896 en el seno de una humilde familia en el Grao de Valencia. Su infancia fue poco halagüeña, ya que quedó huérfano de padre a los dos años de edad y fue testigo de la grandes dificultades y vicisitudes por las que atravesó su madre para sacar adelante a la familia.
Con trece años entró como aprendiz en el taller de Venancio Marco, donde trabajaba como oficial Joaquín Climent, del que recibió la mayor parte de sus conocimientos. A los 16 años entra en el taller de José María Ponsoda, trabajando junto a Carmelo Vicent y Julio Benlloc.
Con el estallido de la Guerra Civil, siguiendo el consejo de sus esposa, se trasladan con sus hijos a Picassent al abrigo de la familia de ella, agricultores de profesión. A esta faena se dedicó durante los años de la contienda alternándola con todo tipo de remiendos de carpintería. Finalizada la guerra, las cosas van cambiando radicalmente: había que sustituir tantas imágenes como la barbarie y la incultura habían hecho desaparecer, siendo años de prosperidad para los talleres de imaginería religiosa.
A través del P. Leonardo de Picassent, superior de los capuchinos de L’Olleria, se le abren más aún las puertas de la Orden, realizando numerosas imágenes para la iglesia de este convento y de otros de la provincia.
Por mediación de José Segrelles, cautivado por el Corazón de Jesús del convento de capuchinos de L’Olleria, realizó las espléndidas tallas de Albaida, donde residía el pintor.
Falleció en 2002.
José Javier Ortí Robles







Remigio Soler Tomás
Nació en Agres en 1897 en el seno de una familia numerosa de humildes jornaleros. Cursa estudios en la Escuela de Artes Aplicadas y Oficios Artísticos, teniendo como profesor al pintor Salvador Abril y Blasco. Sus deseos de ser escultor pronto se ven cercenados por motivos de índole económica.
A los 18 años se matricula en la Real Academia de Bellas Artes de San Carlos. Condiscípulo del escultor Pascual Sempere y del pintor Martínez Mulet, entre 1920 y 1926 alquilan conjuntamente el antiguo estudio del pintor valenciano Fillol. Allí, se realizaron importantes obras de escultura, policromía y pintura y se fraguaron valiosos proyectos.
Durante el período de la Guerra Civil, se dedica a pintar decorados, bambalinas, telones y carteles en el teatro Ruzafa de Valencia; y paisajes, zócalos, techos y guirnaldas en viviendas pudientes.
Pasada la Guerra Civil, retoma la pintura religiosa, realizando en este campo una inmensa labor. Los capuchinos de L’Olleria le encargan, en diferentes fases, la decoración de la iglesia con pintura mural y algunos óleos con santos capuchinos para diversos espacios conventuales.
Murió en Agullent en 1983; tres años antes había sido nombrado Hijo Predilecto de Agres, su tierra natal, donde tiene dedicada una plaza.
Vicent Soler i Alba
Para saber más: Web sobre Remigio Soler








José María Ponsoda Bravo
Aunque de padres valencianos, nació en Barcelona en 1882.
Sintiendo inclinación por el arte, comenzó a los 11 años a aprender el arte de la escultura en el taller de Salvador Torrás. Posteriormente cursó estudios de Bellas Artes en la Escuela de Bellas Artes de Sant Jordi de Barcelona.
Con 18 años decide trasladarse a Valencia donde trabajará en el taller de Damián Pastor, hasta la muerte de este, en que Ponsoda abre su propio taller.
Los capuchinos de L’Olleria le encargan la imagen de Nuestra Señora de las Tres Avemarías, bendecida en 1916, y que después tendría que reformar por cuestiones iconográficas. Esta escultura fue destruida durante la Guerra Civil, pero se conservan fotografías.
Falleció en 1963.


Damián Pastor y Juliá
Natural de Albaida, trabajó junto a su hermano Modesto, hasta que se independiza. En el convento se conserva una única obra, una pequeña talla de san Francisco de finales del siglo XIX.
Venancio Marco Roch
Nace en Yecla (Murcia) en 1871, y se dedica a la escultura de forma autodidacta hasta completar su formación en la Escuela de San Fernando de Valencia. Es en esta ciudad donde instala su taller, en la calle Caballeros, donde tuvo de vecinos a los capuchinos (que vivieron en esta calle hasta 1913) y donde trabó gran amistad con ellos. La mencionada amistad le granjeó numerosos encargos de parte de los capuchinos, no solo para los conventos españoles, sino también para los conventos de la misión en Colombia.
En el convento de L’Olleria se conserva la talla de un Niño Jesús, y completó el trabajo de la Inmaculada de fray Juan de Benisa.
Murió en Valencia en 1936.
Fernando Soria Pérez
Nace en Alicante en 1922, destacando pronto por sus actitudes en el dibujo.
Su formación la realizó en la Escuela de Artes Plásticas de Mallorca (1937-1938), Bellas Artes de París (1940-1943) y Madrid (1945-1946).
En sus diversos viajes a Francia, visita sus museos y queda impactado con la pintura de los impresionistas.
A partir de 1950 comienza a exponer sus obras en Madrid, donde vive, hasta que decide retornar a su tierra natal alicantina.
Ha realizado incontables exposiciones en Europa y América.
En 1983 muere su única hija, duro golpe que le llevó a retirarse durante unos meses a nuestro convento, conviviendo con los capuchinos y dejando dos de sus obras en el convento.
Falleció en 2009.

