La necesidad de conservar los alimentos hizo que a lo largo de la historia se experimentasen y aplicasen diversos métodos: desecación, ahumado, escabeche, salmuera, etc.
Dentro del apartado de las conservas, el de la fruta ocupa un puesto especial, ya que en los conventos siempre hemos tenido excedente en la huerta, y para conservarla, se aplicaron diversas técnicas y fórmulas, dependiendo de la fruta. Así por ejemplo, melones y uvas se colgaban en lugares frescos y secos; las manzanas se tapaban con paja; los higos y las uvas se desecaban… Pero sobretodo, las frutas se conservaban con azúcar, siguiendo diversas preparaciones, como la mermelada, compota, carne, confitura y fruta en almíbar.
Cuando se elaboraba compota, confitura y fruta en almíbar, a la hora de servir, era necesario disponer de algún recipiente apropiado para contener la fruta que va acompañada de almíbar más o menos espeso. Aunque puede servirse en cualquier fuente o plato hondo, existieron recipientes de muy diversas formas para el servicio de estos postres, y en nuestro museo conservamos dos piezas de lo que fue un juego destinado a tal fin, ambas de vidrio transparente.
La compotera tiene forma cilíndrica y está adornada con dos molduras, el pie es circular, y su altura es de 22 cm. En su interior se disponía la fruta en conserva, para que se sirviesen los comensales.
La pieza es del siglo XIX, aunque perdió la tapa original, por lo que en la primera mitad del siglo XX se repuso por otra nueva.
Del juego de copas para compota solo conservamos una pieza. Tiene 11 cm. de altura, vástago abalaustrado con nudo esferoidal, pie circular, y el labio está engrosado, dado que la finalidad no es contener líquidos para beberlos, sino frutas en conserva.

Copa semejante con compota, en Historicfood.com
¡La cantidad de cosas que una descubre! Desconocía el uso de estas cosas… ¡Muy interesante! Seguid contándonos cosas…