El fraile capuchino Vicente Taroncher Mora fundó en 1987 el primer museo de L’Olleria dedicado al vidrio, a raíz de la desaparición progresiva de la artesanía vidriera olleriense, para evitar la pérdida total de su memoria y su arte. Fue inaugurado el 21 de noviembre de 1987, y cumplió su misión durante 22 años, ya que en 2009 perdimos el título de “Museo del Vidrio”, reclamado para otro edificio de L’Olleria. La pérdida de este título supuso un enriquecimiento, pues se ampliaron las colecciones expuestas y se extendió la visita a todo el convento.
En la actualidad, al visitar el convento se puede ver:
1. Fachada del edificio
Está adornada con un retablo cerámico (siglo XVIII) que representa a san Francisco de Asís, fundador de la Orden, recibiendo las llagas. Destacan también las dos rejas de madera, que son de la época de la fundación (siglo XVII), y que permanecieron tapiadas hasta 1995, lo que permitió su conservación.
Atravesando la portería, donde están los retratos de los santos, beatos y venerables que han habitado en este convento, llegamos al claustro, patio interior cuadrangular de pequeñas dimensiones. En el centro está situada la cisterna, depósito subterráneo para conservar el agua de lluvia, con 9 metros de profundidad y una capacidad de 80.000 litros.
En los lunetos de los pasillos podemos ver grisallas (siglos XVII-XVIII) con escenas de la vida de san Francisco. También se puede ver en esta zona una exposición fotográfica y documental sobre la historia del convento.
Esta sala daba acceso al primitivo refectorio y la antigua cocina. Era conocida como De profundis porque en ella se rezaba antes de entrar a comer el salmo 129, así llamado.
En la actualidad alberga una pequeña muestra de objetos de cerámica y azulejería valenciana, donde destaca la bañera. La mayor parte de ellos han sido usados por los capuchinos. En la vitrina pueden verse fragmentos de la vajilla primitiva, encontrados recientemente en excavaciones en el huerto.
4. Exposición etnológica (Antiguo refectorio)
El lugar que ocupaba el antiguo refectorio (comedor) está ahora dedicado a exponer de forma permanente objetos que a través del tiempo han sido usados o conservados por los capuchinos.
En la parte central, en vitrinas, las piezas de vidrio (siglos XVI-XX) realizadas en los antiguos hornos de L’Olleria, recogidas y conservadas por fray Vicente Taroncher en 1987. El resto de objetos, herramientas e instrumentos de diversa índole (siglos XVIII-XX), son los que hemos usado los capuchinos en la vida diaria y en las diversas actividades y trabajos.
La sala conserva el pavimento antiguo (finales del siglo XIX o principios del XX).
También llamada fresquera, se trata de una despensa subterránea para conservar los alimentos. La mesa de piedra es el contrapeso de la viga de un lagar.
6. Sala Óscar Marziali
El lugar que ocupaba la antigua cocina es ahora una amplia sala donde está expuesta la obra del pintor italiano Óscar Marziali, que habitó en el convento entre 1948-1949, trabajando para los capuchinos.
Entre óleos, acuarelas y dibujos, se conserva un total de 36 obras. Los óleos, pintados a espátula, destacan por su luminosidad y colorido. En la vitrina pueden verse algunos objetos relacionados con la obra del pintor.
7. Mirto y laurel centenarios Más info
8. Contrafuertes
Este curioso pasaje tiene como primera finalidad sostener las paredes de la iglesia; y como segunda, recoger el agua de lluvia que vierte el enorme tejado del templo y conducirlo de forma subterránea hasta la balsa del mirto centenario.
9. Pasillo hasta la iglesia
Se exponen en esta sala restos arqueológicos y arquitectónicos aparecidos en excavaciones en el convento y su huerto, o conservados desde tiempo inmemorial.
Con dos naves y capillas rehundidas, está adornada con pintura mural de Remigio Soler. Las imágenes son en su mayoría obra del escultor Enrique Galarza. El altar está presidido por el grupo escultórico de la Divina Pastora con los santos Abdón y Senén. La capilla de san Francisco conserva el retablo antiguo (siglo XIX). En la sacristía sigue todavía en uso el aguamanil de granito rosa (siglo XIX).
Fuera de la visita guiada, y de forma opcional, también puede verse el acueducto que suministraba agua al convento, situado en un terreno contiguo.