Pieza del mes: Virgen Dolorosa

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En uno de los retablos de la iglesia podemos contemplar la imagen de la Virgen de los Dolores, que sustituye a la Dolorosa anterior, quemada en 1939, poco antes de terminar la Guerra Civil Española. La imagen primera era de vestir, y estaba colocada en el altar más próximo a la sacristía.

La nueva talla es obra de Enrique Galarza, y su firma puede verse en la parte inferior derecha de la peana. Fue tallada en 1944. Para este trabajo se inspiró en la Virgen de los Dolores de la parroquia de san Onofre de Estubeny, que fue tallada en 1785 por José Esteve.

Por cuestiones de iluminación, el P. Leonardo de Picassent no devolvió a su primitivo sitio la imagen, sino que fue instalada en el lugar en que actualmente podemos verla.

La imagen, de tamaño algo menor al natural, cuenta con aureola dorada con estrellas plateadas; puñal plateado; pañuelo de encaje, y sobre él, una corona de espinas y tres clavos.

La Dolorosa aparece coronada de estrellas porque nos recuerda el texto del Apocalipsis (12, 1-2): una Mujer, coronada de estrellas, grita con dolores de parto.

El puñal sobre el pecho rememora la profecía de Simeón al presentar a Jesús en el templo (Lc 2, 35): una espada te atravesará el alma.

Los clavos y la corona de espinas, mirados por María, nos indican la naturaleza de esos dolores: la pasión y muerte de su Hijo.

El colocar un paisaje de fondo es para recordar las palabras del profeta Jeremías (Lam 1, 12): Vosotros, los que pasáis por el camino, mirad y ved si hay dolor como mi dolor.

Sin embargo, a pesar de la amargura de hallar a su Hijo preso y herido; del dolor por verlo crucificado; de la angustia al bajarlo muerto de la cruz; y de la soledad al enterrarlo en el sepulcro, a pesar de todo, la Dolorosa no viste de negro, no viste de luto, porque ni su fe, ni su esperanza, ni su amor se han apagado, sino que espera la resurrección del Señor.

Author: Capuchinos